Aprendizaje con alas

"¡Puaj! ¿Cómo has podido crecer tanto comiendo esta clase de alimento?" es lo que probablemente diría Yoda cuando viera el pavo que comimos en navidad. Pero la verdad es que tras grandes esfuerzos todo tiene su recompensa. Me regalaron dos pavos allá por el mes de Julio, dos pequeños pavitos que daban hasta pena de lo esmirriados que estaban, pero con paciencia, muchos gusanos de jardín y frutas caídas de los arboles... empezaron a crecer.¡Y de que manera! Una mañana al salir al jardín vi que los pavos (y también las gallinas) estaban pululando por el jardín; rápidamente avisé al maestro Jedi, una no es muy valiente sin espada/escoba láser, y él con su habitual tranquilidad y dominio de la fuerza me dijo. "Tranquila esto es una prueba"; yo asustada le comenté que estaban sueltos todos los bichos alados, que no les debía haber gustado el chalet de dos plantas con paredes de madera que tanto le había costado construir, "Tranquila, que los he soltado yo, es una prueba". Y así quedo la cosa. Ilusa de mi. era la prueba, ¿Semanas después, y tras encontrarme en la puerta de entrada, ya de noche, con uno de esos pavos más grandes que un wookie y con igual mala baba;le pregunté:"Maestro, exactamente cuál; ¿Cuánto iba yo a tardar en cabrearme por tener el jardín lleno de gallinas, pollos y pavos, con sus cacas, ruidos y malos rollos?." El maestro se sonrió pero no me contestó, aunque tampoco encerró a los bichos. Ni que decir tiene que los bichos siguieron por todo el jardín hasta que un buen día el maestro Jedi decidió que ya había pasado la prueba, (o que ya estaban muy gordos los pavos) y los volvió a encerrar. Hoy al levantarme y ponerme ha escribir en este blog le he preguntado: "Maestro, ¿podría contar la anécdota de las aves en mi blog?". Maestro: "Me alegro que me hagas esa pregunta hoy, pues será hoy cuando los vuelva a soltar". Y ahora no se sí ha sido casualidad o ... Temblando estoy.