Pero lo que jamás pensé es que fuese literal, las obras no me han dejado dormir esta noche; estoy convencida que es una nueva tortura ideada por el mismísimo emperador para que le revele donde se esconde la estación rebelde.
Aunque ahora que ya han pasado esas horribles horas y espero poder dormir a pierna suelta esta noche, he de decir que ha sido muy duro.
Comencemos por el principio
Ayer al llegar el comandante clon me dijo que iban a “echar el cemento del suelo”, por lo que rápidamente (ilusa de mi) encerré a los gatos en una de las habitaciones (vacía) y a los perros donde las gallinas para evitar en lo posible las más que probables patas en el cemento.
Al mediodía llega el escuadrón Celsius (los del cemento vamos), y me dicen que como hace un frío de tres pares de… pues que el cemento no fraguará con la misma rapidez y que no podrán empezar a pulirlo hasta las 6 aproximadamente.
Ilusa de mí, les digo que no hay problema.
Sobre las seis regresa el mismo escuadrón y me confirman el plan de abordaje, sobre las ocho de la tarde le darán la primera batida, después depende como responda esperarán hasta las once y media para dar la segunda; y así sucesivamente.
Yo me abrumo, hago cálculos y después no sin cierta ironía pregunto que cuantas batidas de coco le tienen que dar al cemento.
Respuesta: misterio misterioso, como hace mucho frío…
Y dale, que ya lo sé, que llevo más de diez días sin calefacción y que el agua nieve también me cae encima a mí, pero no desespero; mi primer pensamiento es para las futuras obras que haga, y no… no es un corte de mangas como probablemente alguien pudiera pensar. No. Mi primer pensamiento es que en las sucesivas obras pongo a la fuerza por testigo que serán en verano!
Sobre las 8 de la tarde llega otro escuadrón distinto, que son del turno de noche, y yo pienso… que jodios ellos sí que pueden dormir!. Me dejan un pantanal enorme y después se van hasta las once y media.
Pero no, no llegan a las once y media, llegan casi a las doce con una guasa que ni las chirigotas de Cádiz; lo cual como es normal te hace pensar que el cachondeo viene por ti.
Por tanto me “erremango” y les doy una llave de la puerta pequeña del jardín para que no anden jodiendo toda la noche. Ilusa de mí.
Ha sido peor el remedio que la enfermedad, porque además de oírles entrar y salir más de cuatro veces esta noche (entretenidos sí que han estado), no he pegado ojo con Argos ladrando como un poseso, el foco de luz que han puesto para iluminar era más potente que uno de los soles de Tatooine. Y a todo esto con la inquietud de tener a dos tíos haciendo ruidos extraños en lo que antes era tu casa, y que ahora es un campo de entrenamiento del imperio.
Al final a las 6.30 horas han tenido a bien largarse y dejarme descansar un poquito, pero sólo un poquito, eh! Pues me han dejado claro que “luego” vendría el turno de día a seguir con el pulido.
A las ocho de la mañana han llegado los albañiles que ayer me tiraron la ventana y puerta de la bodega; y el mismísimo Tarkin a preguntar que qué tal la noche, encima con cachondeo!.
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