Llevo varios días pensando en como
abordar este post sin tristeza, pero es imposible.
La primera vez que te vi estabas
ladrando y saltando sobre tus patas, grande y ruidoso, simpático y
tontorrón; tus dueños estaban tan encantados contigo como deseosos
de vivir una jubilación sin preocupaciones ni responsabilidades. El
flechazo fue instantáneo, a Obi-Wan tampoco le costó mucho
enamorarse de tu gran corazón.
Un corazón enfermo de Leishmania y
filaria; que te producía heridas en las mucosas y dolor articular;
aún así eras un perro alegre, intentando jugar con cualquiera,
fuese Jedi, Padawan, Ewok, o Trooper, porque tan bueno eras que no
servías como perro guardián.
Cuando te acogimos te adaptaste
perfectamente a la vida en Endor, con tanto gato, gallinas y hasta
tortugas con las que jugar; a los largos paseos por las montañas y a
los chapuzones en el lago.
Triste fue el día que Alfredo nuestro
JediVeterianrio nos aconsejó no volverte a sacar de casa, pues
tardabas mucho en reponerte y en cualquier momento tu corazón podía
fallar.
Entonces nació PequeñoJedi y te
volcaste con él, eras su manta de juegos, incluso “regañabas” a
Nala cuando era demasiado brusca cerca de él. Y PequeñoJedi
aprendió a llamarte, a apoyarse en tu lomo para poder alzarse y
sostenerse al andar.
Y fue pasando el tiempo y un día
comenzaste a vomitar sangre... y Leia te llevó al veterinario, y nos
dio a los dos un gran disgusto; tu ya no volverías a casa a ladrarle
al cuenco de comida justo antes de empezar a comer; no volverías a
servir de alfombra para PequeñoJedi, no saldrías de la consulta.
La ultima vez que te vi tu mirada
estaba vidriosa, yacías entre mis brazos sin moverte, pues una
inyección te había dejado tranquilo y en paz; preparado para unirte
a la Fuerza... una unión a la que Obi-Wan no estaba preparado.
PequeñoJedi preguntó por ti a la
mañana siguiente acostumbrado a darte tu medicación junto con un
cuscurro de pan...
Y aqui estoy, varios meses después, sin poder decirte lo mucho que te echamos de menos, lo mucho que te añoramos sin que un nudo se haga con mi garganta.
Hasta siempre compañero y amigo