La verdad es que yo me crié llorando por los infortunios de Candy Candy; comiendo galletas igual que triki, soñando en conducir uno de los autos locos y deseando tener un abuelo en las montañas para poder tener un pájaro llamado Pichí.
El mundo de Disney, pese a ser dos niñas en casa, no entró hasta que fuimos lo suficiente mayores como para poder ir al cine solas, bueno en mi caso, pues mi hermana recuerda con cierta nostalgia el día que fue a ver El libro de la selva al cine sola con los papás pues yo estaba malita y no les podía acompañar.
Me críe sin saber quien es Winnie de Pooh (ni su grupito de amigos), a Mikey y Donald sí que los tenía controlados pero… la verdad nunca me he llevado bien con los patos de ficción (lo siento Lucas); tampoco tuvimos jamás una Barbie, lo nuestro fueron las Nancy´s (pero las bonitas, no el adefesio que tiene ahora Famosa, que son un horror), creo que la única que no tuvimos fue la que se regalaba a todas las niñas por su comunión (ironías de la vida).
Como mayor trauma de esta infancia tan dura, me ha quedado un amor enfermizo por el color azul (Padmé odiaba el rosa, y sus hijas nunca fuimos con lacitos si ella podía evitarlo), y un cariño por Eeyore (Igor) especial; la verdad no puedo quejarme, mi hermana se quedo con su predilección por el lila y las Barbies.
Cuando nació Luke nos aprovechamos de ello hasta que él, en su infinita sabiduría nos dijo que pasaba de ver más dibujos animados y que no le molaban nada las “pelis moñas” (gracias al cielo ya conocía Star wars); antes que esto habíamos visto películas ya clásicas como La sirenita o La Bella y la Bestia.
Tocaba seguir esperando a tener otro Ewok con el que disfrutar!.
Pero hace tres años comenzó la cuenta atrás, nació mi sobrina y vi el cielo abierto, han sido tres duros años en los que he luchado por no enseñar mis cartas; pero hoy es el día.
Hoy su madre (no sé en que estaría pensando) me deja a mi sobrina de tres años y medio para que venga con nosotras a ver “Disney On Ice”, a ella le encanta Blancanieves como a su tía (juro que no he tenido nada que ver), y ya Papá Nöel le trajo a los enanitos (Blancanieves ya la tenía)y un disfraz que se pone en cuanto tiene ocasión.
Lo cierto es que no creo que aguante las dos horas que dura el espectáculo, si no se asusta cuando apaguen las luces me daré por satisfecha, pero creo que es una ocasión única, yo recuerdo perfectamente las cabalgatas de reyes, las fiestas de cumpleaños y… EL CIRCO!, esto será algo parecido (o eso espero).
Se que tengo más ilusión yo que ella, por otra parte normal, pero dentro de unos años recordará como sus tíos la llevaban a ver a los patinadores de Disney; tal como yo recuerdo las tardes de circo con mis tíos y primas; espero hacer de esto una tradición entre tía y sobrinas por muchos años.
También será la primera vez que nos dejen a alguna de las Ewoks sin supervisión; y la verdad me da mucho respeto; se que ya es mayor y que lo más seguro es que no pase nada pero… la cosa tiene su miga. Ya os contaré como ha ido la tarde.
¿qué tal fue? me tienes que contar, no se si llevar a mis peques (2 y 4 años) ¿merece la pena?
ResponderEliminarespero que disfrutarais mucho :-)