Pues esto es lo que pasó, después de 42 años trabajando para el imperio; y 27 en la estrella de la muerte; sin haber dejado un solo día de “dar el callo”, siendo un profesional que ni siquiera se ha permitido el lujo de llegar nunca tarde a trabajar (no lo dicen sus hijos si no los compañeros); ayer fue la última vez que pasó por la puerta del trabajo, y allí estaban sus hijos para arroparle en ese día tan especial.
Él no se lo esperaba, de hecho puso cara de pardillo cuando me vio en la puerta de entrada para hacerle una foto para la posteridad; pero las sorpresas no acabaron ahí.
Le habíamos cogido las llaves del coche y se lo habíamos “adornado” para la ocasión; la cara que puso cuando lo vio no tiene precio.
Al llegar a mi casa, ya estábamos todos desatados, allí tuvo su placa, una placa especial que recordará aunque el Alemán llame como Avón a su puerta, y un reloj que le regalaron sus hijos (la empresa con la crisis…).
Comimos, reímos, y disfrutamos; se que Padmé habría disfrutado como la primera de los preparativos, que habría tenido ese detalle especial que hubiese hecho todo perfecto; pero también se que estaba ahí, que quitó las nubes para que el momento de salir por la puerta no lloviera y pudiésemos disfrutar todos. En días como el de ayer se nota aún más su presencia y mi fe en la fuerza crece.
También faltaba alguien muy importante, Mª Rosa, también a ti se te hecho de menos; pero, gracias a que no pudiste venir, Anakin nos debe una cena en un buen restaurante cuando volváis de Egipto.
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